La pintura.
Las películas.
Hay muchas cosas que nos hacen sentir bien.
Pero también existen ciertas cosas, más bien inconfesables, que nos hacen sentir muchísimo mejor.
Canciones del pasado, melodías que aunque pasen vidas seguirás recordando.
Creo que el arte en general, mejora con los años. Lo cutre se hace más cutre, lo bueno se hace más bueno. Me emociona mil veces más escuchar a Maria Isabel ahora que antes.
O ver hermano oso, Harry Potter, o Piratas del caribe.
Y es que una canción no es la misma cancion cuándo han pasado diez años de por medio.
A veces ni siquiera es la misma canción cuándo ha pasado solo unas horas.
Umberco Eco, desde una perspectiva pragmática, entendía la literatura como un contrato social, es decir, la obra literaria incluía tanto al lector como al escritor.
Algo de nuestra sensibilidad se queda en cada película que vemos, cada cuadro y cada canción.
Por eso adoro, en ocasiones, el arte sin pretensiones. Esas pelis o esas canciones que sabes que no son buenas. Que posiblemente no confesarías que te encantan en un cineforum ni te comprarías una camiseta con la portada del disco... Pero siempre que tienes un mal día quieres esa película y no otra. Que vale, que Kubric es la hostia, pero no tanto cuándo has tenido un día muuuy largo. Y ahí , están, esas pequeñas películas o canciones o lo que sea, que nos hacen sentir algo mejor.
-Joder, mira el potter que cara de pringado tiene en la piedra filosofal-
Y de repente el mundo pesa un poco menos.
-Joder, mira el potter que cara de pringado tiene en la piedra filosofal-
Y de repente el mundo pesa un poco menos.